GONZALO SE HA MARCHADO DE PUNTILLAS
Conocía a Gonzalo hace mucho tiempo, no tenía
una amistad profunda con él, no porque no mereciera la pena, qué va, simplemente la vida nos va llevando y trayendo y a veces no nos deja coincidir.
Hoy en la pantalla fría de mi ordenador, revisando el correo, de buena mañana, un comunicado del Presidente del Instituto de Estudios Almerienses me hiela la alegría, la sonrisa de Gonzalo se ha quedado estática en la Tíjola de sus amores, ahora que la vida puja por todos lados a pesar de la sequía que sufrimos.
Otra persona de mi entorno que se marcha en este año 2014 en el que yo, tras casi dos años de intentar curarme de un cáncer de mama, quiero reintegrarme a la vida.
Gonzalo era un hombre cabal, humilde, demasiado humilde para hacerse notar en la jungla en que vivimos, sin embargo él no necesitaba hacer ruido para vivir como creía que era mejor, esto es como eligió, como quería. Gonzalo no buscaba la fama, ni la gloria.
Era poeta por vocación, promovía la cultura desde su ciudad a cualquier lugar de Almería, de España, del extranjero; porque se sentía llamado a esa misión.
Hacer el bien, emprender empresas culturales, emprender ayudas humanitarias, darse a los demás, repito, sin que fuera moneda de trueque era su vida, su misión.
Por eso no me extraña; aunque lo considere injusto, que los medios de difusión de Almería, no traigan hoy ni un renglón dedicado a comunicar que nos ha dejado, y tal vez, con su marcha los estudios de la historia de su pueblo, las actividades culturales con las que despertaba a la vida a sus alumnos, con las que mantenía viva la ilusión y hacía crecer como personas a sus paisanos, con las que los foráneos enriquecíamos nuestro saber, se resientan mucho, se aletarguen.
Gonzalo era un hombre polifacético: La filosofía, la etnografía, la pedagogía, el mundo editorial, la literatura, la religión, el arte...y el amor a los demás no le eran extraños, no, los barajaba con gran pericia y en completo silencio.
Así pasó de puntillas, si hubiera sido vanidoso, petulante, acaparador, posiblemente habría hoy muchos artículos hablando de él.
Ojalá que su obra no se quede arrinconada en el cariño de su familia como continúa la de A. Jesús Soler Cano, pese a las promesas de edición, divulgación...como la de Arturo Medina, reconocido en toda la comunidad hispanoparlante y ninguneado en su Almería de la que siempre se sintió orgulloso, como la del maestro Rafael Barco Molina, uno de los mejores músicos que ha dado la tierra y maestro de maestros, totalmente silenciado, como la de la pintora Carmen Perceval que también pasó de puntillas siendo una artista integral y así un largo suma y sigue; pero, sobre todo, sirvan estas palabras, además, para que a quienes corresponde reconocer los méritos de quienes dedican su existencia a crear, a fomentar la cultura, a investigar, a divulgar la sabiduría, a darse a los demás, les otorguen en vida los medios para que su obra fluya y la vean florecer.
Hasta siempre, Gonzalo, ya, como diría Miguel Hernández, y por siempre "En los altos andamios de las flores".
Pura López Cortés
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